Llevo varios años siendo minimalista y aún valoro los beneficios que he adquirido con el cambio radical de mi vida que, por qué no decirlo, no me ha llevado un gran esfuerzo llevarlo a cabo, ya que los beneficios de este estilo de vida han sido instantáneos en felicidad, tiempo y dinero mayormente:
- Consigues más tiempo y lo inviertes mejor. En vez de gastar tiempo y energía en cosas superfluas como ver durante muchas horas la televisión o limpiar tantos objetos, el tiempo adquirido se puede emplear en otras cosas productivas.
- Vivimos el momento. Valoramos el presente, lo que estamos viviendo actualmente en vez de encerrarnos en el pasado o estresarnos por el futuro.
- Eliminamos lo que no nos hace felices. Aprendemos a tomar decisiones que nos hacen felices y dejar a un lado las cosas negativas que no nos dejan alcanzar la felicidad.
- Descubrimos qué queremos ser y hacer. Reflexionamos sobre qué tipo de persona nos gustaría ser y qué finalidad tenemos.
- Reducimos el consumismo. Comprar menos cantidad y más calidad, además de ser más feliz con lo que tengo me hace ser más sostenible y no ser infeliz por no tener algo.
- Nos centramos más en nuestra salud. Elegimos lo que realmente nos aporta en positivo dejando a un lado lo perjudicial.
- Crecemos como personas. Nos volvemos más productivos, más concienciados y damos un paso más allá valorando lo que tenemos.
- Flexibilidad. Tengo pocos objetos pero tampoco quiero más y esta situación me hace estar más ligera a la hora de mudarme o viajar y me hace sentir eficiente.
- Libertad. Este es uno de los puntos más importantes. Ser feliz sin necesitar tanto y sin preocuparnos tanto por lo material.
- Tenemos más energía. Al tener menos preocupaciones y estrés y no tener que invertir tanta energía en limpiar u ordenar, ganaremos más para invertirla en cosas más importantes.
En resumen: tener felicidad duradera a través de la vida misma y no de las cosas.
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